Mar 12, 2005

En un día cualquiera

En un día cualquiera el corazón se destapa. El corazón del hombre, que sufre de arritmias, late como si nada…y de repente: ¡zas!, golpazo. Ignorarme, decirme que no soy yo. ¡Qué mentira! Hace unos días circulaba una cita pregonando que sería un error no reconocer a Hitler como humano. Su maldad, perversidad y desazón tan humanos como humano amar.

En un día cualquiera sin excusa siquiera el corazón abre su cráter y de su boca su lava carcome. Me atemoriza sentirme humano, falible, dañino, hiriente, visceral, irreverente, insensato, imprudente: humano. No se qué decir porque no hay tal cosa, porque son palabras… otros los sentimientos, otras sus manifestaciones inexplicables. Otra la idiotez hecha modus vivendi.

No acierto y me sigo equivocando.

Mar 7, 2005

¿Normal? ¿Desde cuándo?

Sentimientos dispersos. O más bien: todos juntos. Por ello indiscernible el que permea. Desde hace mucho no estoy al teclado. La mente ya no corre lúcida. La mente entrampada. Con pena y sin gloria. Víctima de la desorientación.

Voy a contestar a un correo que permanece como memoria y nunca recibí. Sólo destellos, vestigios de un momento inspirado. Dedos al teclado. Frustración llevada a la quimera de las letras, palabras posibles.

De lo que ha quedado de este correo virtual me atrae la "normalidad" con que ha sido escrito. Lo Normal. La inexistencia de lo normal y la presencia súbita, ineludible de lo asombroso. De lo anormal por obra y gracia de la vida misma. Lo normal es para los atrevidos. Los que eluden la sucesión de hechos impensados, inesperados, insospechados. Me gustaría saber a quién tengo que acudir que enmarque título de normalidad y presumirlo a los demás como empeño consumado: “Soy normal.” ¿Lo normal es amarrar vida a algo seguro? ¿A vivir bajo el cobijo de la pantalla de individuos que apantallan? ¿Es normal refrenarse? ¿Es normal que a cada grito le siga el silencio y cada angustia el sosiego? ¿El reconocimiento público? ¿La rectitud, prudencia, recato y autocontrol? ¿Normales? ¿Trabajar sin descanso y tener como única esperanza el regazo confortable de unas horas de desconexión del planeta y su mierda?

Lo normal entra en un esquema aburrido de sucesos planeados y reacciones sabidas –que nunca saboreadas hasta el hueso.

Sábete, pruébate, saboréate y cuéntanos de tus sabores. ¿Qué cocinas? ¿Qué te traes entre manos que atisbas y escondes con tanto recelo?

Normalidad que absuelves a uno del pasmo.